¿Estás realmente conectado?

Solía pensar que mi pantalla era un espejo… hasta que entendí que era un escenario. A las 2 AM en mi apartamento de Manhattan, mientras recorría TikTok bajo la lluvia, noté algo no estaba bien. El algoritmo no le importaba si era real; le importaba si era interactivo. Cada me gusta, una transacción. Cada comentario, una respuesta programada. Mis DMs se llenaron de fantasmas.

H1: La ilusión de la conexión Nos dicen que la intimidad digital se construye con métricas: los me gusta como moneda, los comentarios como aplausos, los compartidos como validación. Pero ¿qué pasa cuando el ritmo se vuelve mecánico? Mi madre —una profesora jamaicana— decía: ‘No necesitas ruido para ser escuchado.’ Ella conocía mejor el silencio que cualquier algoritmo.

H2: Las cinco señales de desconexión

1. Revisas tus estadísticas antes de dormir —no por diversión, sino para probar que existes.
2. Tu interacción más significativa es una notificación —no una conversación.
3. Sigues tendencias obsesivamente —pero nunca te detienes lo suficiente para sentirlas.
4. Persigues momentos virales —pero olvidas tu propia pulsación.
5. Publicas para seguidores —pero nadie recuerda tu nombre.

H3: El ritual de ser visto Empecé a registrar mis momentos ‘fuera de línea’: caminar sin audífonos al amanecer, escribir poemas con tinta, no píxeles; llamar a mi padre —un programador alemán— que aún cree en el silencio analógico como sagrado.

El algoritmo no sabe cómo sabe la soledad… pero yo sí.

Entonces dime: ¿cuándo fue la última vez que sentiste verdaderamente visto?